¡El
mundo está en permanente transformación,
como el mar que rodea toda la Tierra
y es padre de todo lo viviente!
Tales de Mileto
En este viaje al pasado, será Tales
quien nos abrirá el gran pórtico de la antigua Grecia. Con él iniciamos el
encuentro con los grandes pensadores.
Tales nació en Mileto, ciudad griega de
la costa jónica, hoy Turquía, en el año 640 a.C. y se cree que falleció en el 546
a.C. Tuvo un destacado desempeño como filósofo, miembro de la primera escuela
filosófica conocida en Occidente: la Jónica. También incursionó en la política
como legislador de su ciudad. Tales fue el último de los Siete Sabios de Grecia
y el primero de los filósofos, quien encarna un acontecimiento cultural
transformador: el ocaso de la proclamación de la sabiduría y el alba del amor a
la sabiduría.
Desde muy pequeño se sintió atrapado por
la magna y turquesa magia del Egeo; el mar era a su criterio, el espectáculo
por antonomasia. El puerto de Mileto era entonces un centro de intercambio
cultural y comercial muy importante, como también una escuela de vida para una
mente amplia y permeable como la de Tales. Este ecléctico pensador se nutrió de
la experiencia de viajeros, de conocimientos provenientes de tierras remotas, de
la sabiduría polifacética y paremiológica de aquella época y compendió en su
mente lo escuchado y aprendido.
Justamente, al unificar distintos
saberes científicos en una misma explicación cosmológica, Tales inauguró la
tradición filosófica de Occidente. Aplicando en conjunto sus conocimientos de
lógica, astronomía y matemática, vaticinó el eclipse del año 585 a. C. y con
ello puso, sin imaginarlo, fecha de nacimiento a la actitud intelectual que marcaría
la identidad cultural de la filosofía. Nos referimos a la pregunta nacida del
asombro ante los fenómenos, a la investigación impulsada por la curiosidad que
exige develarlos y a la respuesta que sólo se acepta en términos racionales, es
decir, sostenidos y justificados por el argumento explicativo.
A partir de Tales, un eclipse ya no será
un efecto de la voluntad de algún dios olímpico develado por una pitonisa, ni
una señal de la naturaleza interpretada por un poeta. El ocultamiento de un
astro tras otro se concebirá como un fenómeno de la Naturaleza que puede y debe
ser explicado por el pensamiento humano, es decir, extraído de la dimensión de
lo misterioso para interpretarlo en la dimensión de lo racional.
Así, el filósofo abre con su esfuerzo
intelectual las malezas dogmáticas del mito: conocer es demostrar la relación
entre los fenómenos observables y sus razones inobservables. Más aún, con él
comienza la aspiración filosófica a no sólo explicar cada hecho físico (tarea
cumplida por la ciencia), sino integrarlo coherentemente en una cosmología, es
decir, en un ordenamiento metafísico -teórico- de la estructura del Universo.
La aspiración de Tales a integrar todas
las explicaciones científicas de la realidad en un único elemento natural sería
heredada y desarrollada por los filósofos fisiócratas de la Grecia antigua… En
su éxito o fracaso se jugaría la suerte del anhelo de descubrir, tras el velo de
las percepciones, el orden del cosmos.